miércoles, 17 de julio de 2013

"Para celebrar"

Después de acariciarnos por encima de la ropa, empezamos con el procedimiento acostumbrado. El ritual sanitario mas ordinario que existe, aunque efectivo al parecer, ya que todas lo hacían. Un algodón empapado de alcohol lo pasaba por mi miembro semierecto y húmedo (me mojo con mucha facilidad). Me gusta esa habilidad de enfermera. El ardor diferente, la quemadura líquida y el olor que me aguaba los ojos, aunque ya todo estaba previsto en el guión. No era la primera vez que la contrataba aunque éste fuese el encuentro mas inusual de todos los nuestros.

- Listo, mi bello. Pásame el condón.

No había mamada sin condón, era lógico. no había besos con lengua ni chupadas de clítoris ni de culo. Nada de intercambio de fluidos. Eso incluía las lágrimas. Son las reglas.

Manoseé libremente su piel, con calma. Ese día no le pagaba por hora sino por polvo. Dos polvos acordamos. Al final no pagué ninguno, solo el hotel. Ese día se sentía generosa. Alguien que la jodió hace tiempo había pagado.

Chupaba y sonreía. Cerraba los ojos a veces, se concentraba, se dejaba llevar. Mientras me iba quitando la ropa y le arreglaba el cabello que me impedía ver cómo entraba y salía del callejón de sus labios. Por último me quité el boxer, cuando mi erección estuvo completa. Lo eché en la cama. Ella me lo pidió y lo olió.

- Papi, es que tú tienes el olor mas dulcito de todas las vergas que he tenido.
- Válgame Dios, puta y loca!

Supongo que la mujer de la recepción y el personal de limpieza escucharon nuestras carcajadas. Ella estaba feliz, muy feliz. La Madame que tanto dinero le esquilmó había sido apuñalada hasta morir por dos de sus chicas, esa misma madrugada.

"Toda muerte es lamentable" le dije mientras la ponía en cuatro patas. "Menos esa" espetó mientras sus uñas rojas se clavaban y separaban las nalgas mas firmes que hayan tocado mis ingles. Agradecí ser hombre.

- ¿Sabes qué? Me alegra que hayan matado a esa rata. Estoy de buenas. Hoy culo gratis, papi.

Sonrisa de fanfarria. Alegría. Me vino un placer culposo, pero mucho después, al rememorar. Claro que aproveché. Un cuerpo como ese podía cobrar hasta tres veces mas por incluir la penetración anal. Ella podría cobrar lo que quisiese. Tenía una gran lista de VIP dispuesto a pagar. Y ella era libre de alquilar su placer. Era una independiente ahora. Si bien empezó bajo la tutela de la asesinada, empezó porque quiso. No venía de un hogar desecho, nadie había abusado de ella en su niñez. Es educada e inteligente. Sus ingresos le daban para mantenerse ella y cuatro mas: Su hija y otras tres niñas adoptadas. Lo sé porque gané su confianza de tantas veces que nos vimos desnudos. Me dijo que si querían ser putas las dejaría; eso sí, no dejaría que nadie les quitara lo que ganaran, como lo hicieron con ella.

Me tomé mi tiempo y disfruté. Me veía en los espejos. La veía a ella retorcerse y estar caliente de una manera inusual. Me dio un poco de pena porque sabía que no era porque me la estaba cogiendo sino porque imaginaba a la Madame fréndose en el infierno, pudriéndose en la morgue.

- Ya acabe.
- Rico, mi flaco bello. Vamos a bañarnos.


1 comentario:

  1. "Rico, mi flaco bello. Vamos a bañarnos."

    Esa frase debería estar prohibida, es el final perfecto para este relato al que no le falta nada.
    Un abrazo Selenio.

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