domingo, 29 de marzo de 2015

"Cartas ardientes"

"Eres la primera mujer que conozco que combina coño e inteligencia, o espíritu, o alma. Y lo creo en serio. Eres terriblemente sexual (no sólo sensual) y al mismo tiempo pura como un ser etéreo. El nombre de Venus te va a la perfección. Venus-Afrodita. De no haber sido Venus podría haber sido Juno (sin el pavo). Y hablando de pollas, me tomaste por sorpresa cuando hiciste esa pregunta en la mesa la otra noche. Las únicas pollas que yo conozco que pueden ser sopesadas son aquellas que joden mucho. Y, sin embargo, un hombre como George Raft, que tenía el hábito de dormir cada noche con una mujer diferente, tuvo siempre la misma polla que de adolescente, de acuerdo con mi amigo Joe Gray que era un buen amigo suyo. Muchos hombres con pollas inusualmente grandes tienen problemas. Las prostitutas les hacen pagar el doble, las mujeres normales con sexos normales no quieren saber nada de esos anormales, a pesar de lo cual las mujeres fantasearán siempre acerca de pollas enormes ¿no te parece? Herriot, primer ministro francés y hombre de extensa cultura, la tenía tan grande que debía atársela a la pierna. Para una mujer, la cosa suprema es tenerlo mas bien grande y profundo, que se adapte como un guante. Y debería estar equipado con mil lombrices o su equivalente. Algunos coños habría que llamarlos coños risueños. Otros son mas bien aburridos, solemnes y secos como un hueso..." Carta de Henry Miller a su amante Brenda Venus, fechada el 17 de setiembre de 1976 "Cartas ardientes"

martes, 9 de septiembre de 2014

El sábado pasado me acosté con un chico...

El sábado pasado me acosté con un chico. Lo curioso es que no vi su rostro. Cuando llegué a lo de Roberto, había penumbra (una atmósfera mágica hecha de sombras chinescas) . El chico parecía lindo. Después bebí gin, escuché música, me puse más triste que nunca y supe que no podía esperar nada. De pronto el chico me arrastró y me desnudó y me vi en la cama, fornicando. Mientras tanto, Roberto y Cristina habían entrado. También ellos fornicaban. Cuando todo terminó, me acerqué a Cristina y después de un espacio de tiempo - ¿Qué resoluciones?, ¿Qué deseos? – que será siempre misterioso para mí, me vi en un abrazo de Cristina, besándonos las dos, haciéndola gozar y gemir (yo no sentía placer, no sentía nada). Como un relámpago pasó la imagen de Roberto corriendo junto al chico, y los dos abrazados. Después, en la noche, tuve más sed que nunca y tomé enormes antidades de agua y sentí miedo de morir de un ataque de sed.
Pienso que si pasara el chico a mi lado, en cualquier sitio, no lo reconocería. (Confieso que este detalle me seduce.)



-Alejandra Pizarnik



jueves, 30 de enero de 2014

Entre la prostitución y la liberación

Si hay una categoría amplia y difícil de encuadrar, en nuestro querido género femenino, es la de la prostituta.
La prostituta es -siempre- “la otra”, esa que, seguramente, imaginamos en el deseo o la fantasía de todo humano masculino.
La prostituta es quien se permite hacer uso de su sexualidad como recurso económico y de poder: es la que cobra por sexo, es la que le enseña al joven iniciado, la que satisface al varón insatisfecho, la que cumple con todas las fantasías, la que –desde ese lugar– ostenta el dominio sexual sobre el macho.
Pero, veamos. Pensemos… Reflexionemos juntas:
* Si la mujer tuviera las mismas posibilidades de indagar su sexualidad desde siempre, ¿existiría la prostitución?
* La prostitución ha ocupado históricamente el lugar de indagación de la sexualidad femenina y el saber sobre el varón mientras la sociedad se ocupaba de inhibir esta posibilidad en la mujer.
* La prostitución ocupa un lugar de marginalidad social que no es exclusivo de su rol sino que incluye la marginalidad histórica de la sexualidad femenina.
* La indignación de las mujeres alrededor de la sexualidad impide la intriga. Hay una antinomia entre indignación e intriga: nos hicieron creer que la indignación es un modo de defender la dignidad cuando es todo lo contrario. Si la mujer no se libera de su indignación no podrá recuperar su indagación y, por lo tanto, su dignidad.
* A lo largo de la historia, la sociedad patriarcal y machista ha intentado mantener bajo control la sexualidad femenina imprimiéndole normas estrictas y estereotipando modelos femeninos estancos: uno marginal, denigrado, atacado pero reafirmado (la prostitución), y otro, opuesto, “legal” y “respetado”: la mujer como símbolo de la maternidad asexuada. Es decir, “la señora” en un rincón y “la puta” por el otro.
El psicoanálisis se ha hecho un pic-nic desgranando el tema desde otras miradas, explorando la simbólica asociación entre sexo, pecado y dinero. Pero esa es otra historia. De lo que se habla muy poco es de otra cosa: de la prostituta que todas las mujeres llevamos adentro. ¿Será así? ¿Me dejan afirmarlo?
Siempre recuerdo una frase de Niesztche que me provocó enormes contradicciones pero que es útil y pertinente en esta ocasión: “cada mujer es una ramera de corazón y hasta que el hombre no comprenda ésto no le será posible penetrar en la virginal pureza de su ser”.
Yo creo que es verdad, que todas las mujeres tenemos una ramera dentro que puja por salir y encontrar espacio y destino y que está constreñida por siglos de restricciones morales que la esperaban somnolienta a la hora de hacerse cargo de su propia sexualidad.
De hecho (y como una forma de confirmación) en la mayoría de las mujeres la fantasía más común es la de la prostituta, aquella mujer que tiene permitido el libre uso de su sexualidad. Hablo de la prostituta en tanto perfil de la mujer sexual, en tanto emblema de lo deseado y deseable, en tanto imagen de los permisos, en tanto legalización del poder femenino en el territorio de lo sexual. Hablo del personaje que cobija nuestros miedos y expande nuestros límites, el que nos permite jugar con nuestro cuerpo y representar lúdicamente nuestro despliegue erótico, libre de censuras y restricciones.
Hablo de la prostituta como símbolo, como ícono. Esa prostituta nos representa. Forma parte de nosotras como género. Nos permite desvestirnos de pudores y mostrar el deseo que nos habita, expresarnos de maneras no habituales, ponerle precio al intercambio y adueñarnos del poder en la escena vincular.
¿Y el varón? Puedo arriesgar que muy probablemente estará encantado de poder permitirse ver a su mujer más allá de lo esperable, algo que sin duda lo ayudará a vencer sus propios temores y le permitirá atreverse a jugar con su imaginación desde el personaje
Liberemos nuestras fantasías y eliminemos nuestros fantasmas. Saltemos sobre los pudores y démosle rienda suelta a la ramera que, sin duda, está más cerca de lo que nos permitimos creer.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Abúsame

Abúsame

Abúsame
Te suplico que me abuses
usa y abusa mis labios
usa y abusa mis días
mis ojos, mi piel, mi alma


 
Sáciate con mis excesos
derrama en mí tus licores
haz de mis minutos horas
descárname a piel la piel



Usa mis autonomías,
mi territorio, mi Estado;
usa y abusa mi esencia
desgástala, no te midas
mi fuente es inagotable
se alimenta de tu abuso...


 

 
Te invito, ven a abusarme.
Eduardo Parra  Istúriz
9 de octubre de 2002

viernes, 1 de noviembre de 2013

CONJURO Y ABRIGO



Si me besas
garantizo quedaré en tus labios
tibios y mojados
como tu café de la mañana

Si me rozan tus manos
garantizo quedaré en tu cintura volcán
y soñarás con mi danza cabalgándote
durante muchas lunas

Si me aprietas junto a tu pecho
garantizo que no respondo lo que pase
con tus días

Si me tientas con canciones
garantizo acunarte en mis senos
con mis pezones alertas a tu lengua
y quedarás ahí, esperando que sea yo
la que te desprenda de mi ternura

Si me escribes equivocadamente
garantizo responderte siempre
con mi vientre en llamas
las frases acertadas
que te elevan a mi boca
sin poder volver a ninguna parte

Pero, si me muerdes ahí
garantizo cruzar mis piernas en tu espalda
garantizo no dejarte salir
garantizo la plenitud
garantizo el gemido que te gusta buscar en mi garganta
garantizo enfadarte de lujuria
garantizo tu respiración jadeante de deseo
garantizo mi cuerpo tuyo en ese instante
para que vuelvas en paz
a escaparte de tu fantasía latente y permanente
de mi imagen mirándote siempre...

IndiGam

lunes, 9 de septiembre de 2013

Café con leche

-¿Quieres café con leche?- fue la pregunta que dio vuelo a la imaginación.
-¿Me vas a dar?-respondí mientras pensaba que era precisamente eso lo que yo quería, el café de su piel y la leche de su ser.
Así que me acerqué despacio mientras veía como su mirada me invitaba a probar más allá de lo que había en su taza.
Pensé que sería buena idea que dejáramos la luz prendida, así, para quitarnos los pocos pudores que nos quedaban y ver claramente como nos evaporábamos en esa habitación.
Me senté en sus piernas, como esperando de su boca un cuento para dormir tranquila y empecé a olerlo, primero su cuello, después su cabello, ese bosque en donde mis manos se pierden para ser felices, lo tenía abrazado mientras lo besaba, sus ojos, su nariz, sus pómulos, su frente… ¿Cuánto tiempo cabe en un beso? ¿cuántos besos caben en su cuerpo? Yo quería averiguarlo esa misma noche, me acerqué despacio a sus labios, con el miedo del primer beso, con la emoción del primer encuentro y sentí cómo su lengua suave y delgada daba vida, hacía magia en mis labios. No quería apresurar nada, así que tomé mi tiempo para seguir con el jugueteo de las lenguas y después, muy despacio empecé por despojarlo de su ropa, la playera siempre estorba, mis ojos recorrían sus hombros, su espalda (de hombre que tanto me excita), mis dedos corrieron a refugiarse a su pecho y empecé a bajar. Dos, tres, diez, veinte besos para llegar al inicio de su pantalón.
-No te acuestes- le pedí. -Quiero que veas desde arriba como me vuelvo pequeña mientras mi boca te va tragando.
Esa sonrisa mata, esa mirada crea deseos, ese olor invita a seguir.
Empecé a bajar la bragueta, a buscar con mis manos su hombría, mientras él se relajaba y se acomodaba para el espectáculo. Se volvió el mejor de los espectadores y yo la complaciente que sentía placer con cada mueca que él hacía.
Mis rodillas olvidaron el cansancio o lo incómodo del suelo, afuera nos llovía, la ventana de siempre abierta nos regalaba una especie de brisa, y yo me lo tragaba y lo devolvía. Mi lengua se hizo adicta a su calor, mis dientes rozaban despacio el contorno de su sexo con ganas de morderlo, qué delicioso sabor el que me regalaba de su ser. Él acariciaba mi rostro mientras su mirada aplaudía el show, entonces se decidió a quitarme la blusa, a acariciarme como si me necesitara tanto como yo lo necesitaba a él. En sus brazos era tonto intentar callar mi boca, yo gemía sin ninguna vergüenza mientras lo lamía, así podía quedarme toda la vida, perdida entre su espalda y sus piernas, pero el evento tenía que seguir.
Fui atenta, le quité los zapatos, terminé por sacarle el pantalón y esos bóxer negros entallados que vuelven loca a cualquiera y las calcetas rayadas que combinaban con las mías, lo invité a que se pusiera de pie mientras lo abrazaba y rozaba con mis pequeños senos su cuerpo, volví a sus labios mientras él ajustaba sus manos a mis caderas y me despojaba de toda la ropa, desabotonaba urgido los cuatro botones de mi pantalón, y bajaba de prisa mis pequeñas braguitas de encaje negro, allí estábamos, bailando con la música de nuestros ruidos, con la respiración entrecortada, un vaivén de cuerpos, de sudores, nos volvimos violentos, iniciamos las mordidas, los pellizcos, los gritos. Me puso contra la pared mientras memorizaba con sus ojos y sus manos mi espalda y me dejaba sentir su virilidad, sujetaba mi cintura por detrás y pasaba su lengua por mis orejas.

-¿Te duele?- lo escuché decir.
-Con más fuerza- respondí.

Y me aventó contra la cama, me abrió como un libro, y justo en la mitad de mis páginas empezó a husmear, qué rico es ser leída por él, yo me retorcía como gusanito de tanto placer, ese placer que se siente distinto a todos, volví a perder mis manos en su cabello mientras su barba raspaba mis piernas, mis muslos, mientras sus manos me recordaban que esa noche yo era parte de él.
Despacio llegó a mi boca y me dio de beber de mi propio néctar.
Qué dulce sensación la de su peso exacto sobre mi cuerpo, la de su piel expuesta al tacto de la mía, la de nuestras manos buscándonos, la de sus dedos dentro de mí y las mías jugando con su falo.
Con su cuerpo desnudo el frío es distinto, me levantó y me sentó en la mesa de la esquina, tantos besos y caricias no cabían, así que las empujó despacio a mi pequeña cueva mientras pasaba por mi cuello sus dedos y me reconocía, no sé qué era más excitante, saberlo dentro de mí o sentir su respiración en mi espalda, como si también me penetrara.
-Qué rico- le dije mientras me mordía los labios. Mis manos se aferraron a su espalda y justo antes de terminar me pidió un último favor.

Baje gustosa y lo introduje a mi boca, despejó mi rostro mientras con un último gemido de ambos explotó. Nada como tragar lentamente la leche de su ser y el café de su piel.

Le pedí que apagáramos la luz para dormirnos desnudos y abrazados.
-Te quiero- susurré en su oído y besé sus ojos.
-Te quiero- contestó y se quedó dormido.

                                       

Canelita

jueves, 29 de agosto de 2013

Una mujer interesante: Lou Andreas-Salomé



"Un hombre escribió de Lou Andreas-Salomé: “Había algo aterrador en su proximidad. Lo miraba a uno con sus radiantes ojos azules y le decía: La recepción del semen es para mí el colmo del éxtasis. Tenía un apetito insaciable de él. Era absolutamente amoral, un vampiro”. El psicoterapeuta sueco Poul Bjerre, una de sus conquistas posteriores, escribió: “Creo que Nietzsche estaba en lo cierto cuando dijo que Lou era una mala mujer. Mala, no obstante en el sentido goethiano: mal que produce bien. Quizá haya destruido vidas y matrimonios, pero su presencia era excitante.”

"Ahora que escribo de Lou Andreas-Salomé me veo reflejado en su historia, muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de enamorarnos de un código como lo era ella, ese arquetipo que se repite en diferentes recipientes en las que la clave de su poder se encuentra en su ambigüedad y su naturaleza indomable. Es preciso comprender que mujeres como ella vienen al mundo a inspirar, no a ser atrapadas; el sufrimiento que causaba era por el constante deseo de sus parejas por intentar encadenarla, cuando debieron entender que la provocación no era meramente sexual sino totalmente creativa."

http://avantsex.com/lou-andreas-salome-la-dandy-masculina/

"Lou Andreas-Salomé, personaje enigmático para la actualidad pero muy famoso en su época tanto por su obra como por su agitada vida personal; vive de 1867 a 1931, fue amiga e interlocutora de Nietzsche, Freud y el poeta Rainer María Rilke, los cuales la trataban como su igual debido a sus probadas capacidades intelectuales como filósofa, psicoanalista y literata. Escribe al menos 200 obras entre novelas, ensayos de filosofía y artículos psicoanáliticos."

http://lou-andreas-salome.blogspot.com/

"¿Quién se acuerda hoy en día de la escritora Lou Andreas Salomé? Para muchos el nombre Lou Andreas Salomé simplemente está asociado inmediatamente con el filósofo alemán Nietzsche. Otros, quizás, también puedan recordar su relación con el poeta Rainer Maria Rilke e imaginar el idílico viaje que ambos hicieron juntos a Rusia. Incluso puede que otros -los más aficionados a encontrar nexos entre escritores, pensadores y artistas-, acaben encontrando lazos comunes de amor y amistad, o inesperados hilos conductores como si la historia del pensamiento y el arte se encargara por si misma de poner en orden y en contacto a diversos personajes para hacerles participar en un entramado de acciones que conducen inevitablemente a la realización de una obra que más tarde será entendida por los ojos de espectadores de generaciones futuras... Desgraciadamente, lo primero en lo que se piensa no es en ellas o en sus obras sino en tal relación amorosa con tal o cual celebridad, es decir: o se las considera amantes “incomprendidas” o se las destaca por una determinada capacidad especifica -un gran talento por desarrollar- que quedó destruido por la figura del genio con quien tuvo la oportunidad de compartir su vida. De este modo se intenta comprender toda su verdadera relación intelectual únicamente desde un punto de vista secundario como si toda su potencialidad artística o creadora hubiera quedado de algún modo anulado en la historia misma."

http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero30/lasalome.html

"En una sociedad que se jacta de ser cada día menos machista, y que intenta educar a sus jóvenes en  los principios de igualdad y respeto a las mujeres, éstas prácticamente no existen en los libros de texto, lanzándonos al inconsciente el claro mensaje de que todos los protagonistas de la historia, (genios, pensadores, políticos, etc.) han sido hombres, y que las mujeres no han pensado, inventado, o tomado decisiones hasta ahora. Lo mismo sucede con la asignatura de filosofía, ya que aunque ha habido grandes pensadoras a lo largo de la historia, es necesario  ir a una librería feminista para descubrir quiénes fueron estas mujeres."

"Lou Salomé fue una mujer de voluntad férrea,  que permaneció virgen hasta entrada la treintena (según ella misma afirma, Rilke fue su primer amante, cuando ella contaba con 36 años y él tan sólo 22). Su infancia, rodeada de sus hermanos, todos varones, la enorme influencia de la figura de su padre y sus ganas de aprender y de ser tratada por sus colegas masculinos como una igual, seguro influyeron en su forma de relacionarse a través de su cuerpo con los hombres hasta su encuentro con Rilke. Para Lou, el sentido de la libertad era el desarrollo de la propia personalidad, y esta idea no encajaba con el concepto de matrimonio, ya que para Lou éste suponía que la mujer debía renunciar a su desarrollo intelectual y supeditar su personalidad a la de su marido (como hizo su madre). A pesar de esto, matrimonio era lo que los hombres que la conocían, trataban con ella (y solían quedar irremediablemente fascinados, no tanto por su físico, sino por su brillante intelecto) le proponían constantemente, para disgusto de la propia Lou “¿Qué les pasa a los hombres? ¿Son incapaces de sentir amistad hacia una mujer, sólo saben ser amantes o esposos?”. Así pasó con la mayoría de los hombres que Lou conoció, y es curioso que el hombre que finalmente logra hacerla su mujer, el orientalista Andreas, nunca pudo consumar el matrimonio con Lou porque ella siempre se negó. Y no es que Lou tuviera ningún tipo de trastorno sexual, como demostrarían sus futuras relaciones con sus amantes, y como sugirió Nietzche, que la acusó de padecer “atrofia sexual”, seguramente a causa del despecho, ya que su amor por
Lou y sus repetidas proposiciones de matrimonio, siempre amablemente rechazadas, le llevaron al borde de la locura (Muchos allegados al filósofo sospechaban que su Zaratustra es una consecuencia de su desamor con Lou). Seguramente, el hecho de tener un matrimonio alejado de la idea convencional del mismo, y poder mantener relaciones sexuales con la persona que ella elegía en cada momento, hacían que Lou se sintiera libre; Lou no podía ser fiel a nadie, porque no podía dejar de ser fiel a sí misma. Una frase de la propia Lou que define muy bien su  manera de entender la vida  es: “No soy capaz de vivir según modelos, ni nunca podré servir de modelo a nadie, en cambio, estoy segura de que moldearé mi vida a mi modo, sean cuales sean las consecuencias."

http://www.investigartes.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=64:lou-andreas-salome-mujeres-pensadoras&catid=37&Itemid=73