lunes, 5 de agosto de 2013

Propuesta

Tengo que admitir que su propuesta me tomó por sorpresa, no porque un desconocido me pidiera que tuviéramos sexo (de esos hay a la vuelta de la esquina), fue más bien por el gesto con que me gustaba pensarlo, tanta seriedad que desbordaba que me hacía creer que era un mojigato, sin embargo estaba allí, pidiéndome que tuviéramos encuentros sexuales del tipo “casual”. No dudé en negarme a su propuesta y la verdad es que tuve motivos para hacerlo. Como fuera, me quedé un poco inquieta con esa propuesta inesperada y lo admito, claro que quería acostarme con él.
Los días siguientes fueron extraños, por alguna desconocida razón, su manera de ser tan visceral me provocaba un desconcertante deseo que, con lo ocurrido, se volvía una explosión que nunca antes había experimentado y es que, muchas veces he deseado a hombres por diversas razones, en esta ocasión, a él lo deseaba por su actitud y su cerebro que irradiaba inteligencia.

En muchos momentos me descubrí pensando en él y en lo nuevo que me parecía y, sobre todo, me encantaba imaginar que era un excelente amante, quizá el mejor que nunca he tenido, ahora entendía ese fetiche de los hombres por encontrarse con mujeres con cara de inocencia y que en la cama fueran unas completas putas. Me imaginaba a este hombre explicándome con cara de pureza cómo es que mi cuerpo podía sentir multiorgasmos.

Decididamente, un día lo busqué y me ofrecí a ser la que cumpliera sus caprichos. De un momento a otro me volvió loca. No veía la hora de encerrarlo en una habitación, de tocar su cuerpo caucásico, de empezar a descubrirlo, se volvía un semental a puerta cerrada y me decía cosas perversas al oído.

Con él los cafés tomaron un nuevo sentido, nadie notaba sus manos bajo el mantel en mi entrepierna, sus dedos eran hábiles y se internaban en mi cuerpo, entre las calles de la ciudad, en los baños de los bares, a escondidas y cínicamente. Me encantaba sentirme completamente húmeda mientras lo relajaba y le enseñaba que soy adicta a los juegos félicos, me volví partidaria de él y de la miel que emana su ser, lechosa y salada. Una y otra vez su lengua recorría mi espalda, me arrancaba la ropa y me incitaba a hacer cosas que con nadie más he hecho. Era fácil encontrarme en el trabajo pensando en él, en la comida, en medio de pláticas que no tenían nada que ver y que terminaba por ignorar, esperaba ansiosa cada uno de nuestros encuentros en un mundo de morbo y complacencia completa.

Tan lampiño y lacio marcaba líneas en mis piernas, se instalaba en mi cintura que es sensible al calor y me decía:

¡Mírela, que bien hace su trabajo señorita!

Yo me volvía loca, con su ortografía perfecta, sus manos bonitas y todos sus pensamientos opuestos a los míos. No, nunca antes me gustó un hombre así.

-Esa parte que usted está tocando actúa ante la excitación de tal forma porque existe una reacción química que va desde la piel hasta el cerebro…

Me mordía los labios en ese momento, frente a él y frente a quien estuviera cada vez que lo recordaba. Era fácil, muy fácil mojarme sin siquiera tocarme, únicamente con él en mis pensamientos y por la noche me masturbaba pensando que estaba a mi lado, que no se inmutaba ante mi cuerpo desnudo y que yo debía hacer más que lo “usual” para que sus ojos se encendieran. Esos días fueron una locura, me producía sueños eróticos y cada encuentro nuestro terminaba en una ola de placer.

Hoy, su llamada me tomó por sorpresa, llevamos un tiempo sin vernos y no me ha quedado más opción que ponerme bragas pequeñas y los labios muy rojos. Llevo prisa, al placer no se le debe hacer esperar.



Canelita

4 comentarios:

  1. Gran crónica, querida.
    Aquellos que nos seducen el intelecto suelen ser por lo general, los más ricamente recordados. Y los besos o el recorrer de la lengua en la espalda... ah! mejor ni me acuerdo, que me va a llevar a querer buscar a mi compañerito, y no se encuentra en la ciudad ahora, lamentablemente.
    Salud!! Y larga vida al blog, tan nuestro, tan de todos :)

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    1. Acuérdate para que cuando regrese sea mucho mejor.
      Larga vida al blog.
      Gracias por pasar.

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  2. Wow, una sensual y erótica historia, llena de placer, de ese que te enloquece. Me gusta leer a textos de mujeres por que en muchas ocasiones he descubierto que son más sensibles y detallistas al momento de describir los encuentros íntimos, y aprendo de ellas. Un saludo y gracias por compartirnos este texto.

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    1. Gracias a ti Cristofer por leer. A mí me gusta leer a los hombres porque siempre me parecen salvajes y agresivos.
      Un saludo.

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